Power Engineering International - Renovables y competitividad: Cómo ve Draghi el futuro de Europa

El informe Draghi advierte que, sin una acción decisiva, Europa corre el riesgo de quedarse atrás de sus competidores en la carrera por las energías limpias. Entre las numerosas recomendaciones sobre energía y la necesaria transición, los esfuerzos de descarbonización se destacan como innegociables en el informe, escribe Cristiano Spillati, director general de Limes Renewable Energy.

A pesar de ello, la preocupación de Draghi es igualmente clara: la UE tiene que tomar decisiones y asumir compromisos difíciles para alcanzar sus propios objetivos ambiciosos. Como señala, «los objetivos de descarbonización de la UE también son más ambiciosos que los de sus competidores, lo que genera costes adicionales a corto plazo para la industria europea». Draghi destaca que el objetivo "Fit for 55" de la UE —reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 en comparación con los niveles de 1990— es mucho más estricto que los objetivos establecidos por otras potencias mundiales.

Estados Unidos, por ejemplo, ha establecido objetivos no vinculantes para una reducción del 50-52% con respecto a sus niveles de 2005, y China solo aspira a que sus emisiones de CO2 alcancen su punto máximo para finales de esta década. Si bien suponen un reto, estos objetivos también representan una oportunidad competitiva si se abordan correctamente. Si Europa logra sus objetivos de descarbonización, los beneficios, no solo ambientales sino, fundamentalmente, financieros, serían significativos, dejando atrás a otros.

Estados Unidos y China han adoptado enfoques más reservados, mientras que las ambiciones de la UE requieren una inversión masiva a corto plazo para las empresas de la UE, exigencias que sus competidores no pertenecientes a la UE no afrontan. Draghi describe dos posibles soluciones: o bien reducir la ambición de estos objetivos para alinearse con los de Estados Unidos y China, lo cual es una condición necesaria pero insuficiente para mantener la competitividad, o bien inyectar una cantidad extraordinaria de recursos. Cantidad de capital a través de asociaciones público-privadas.

Sin embargo, existe resistencia, no solo de Alemania, sino también de varios otros países, especialmente considerando que el despliegue del PNRR está teniendo un rendimiento insuficiente hasta el momento. Por lo tanto, si bien el diagnóstico de Draghi es acertado, su informe podría ser criticado en cuanto a ofrecer una solución viable.

Europa se enfrenta a desafíos estructurales únicos, como los altos precios de la energía, una situación agravada por la dependencia de las importaciones de GNL y la volatilidad de los mercados del gas. Quizás el elemento más esencial para sus objetivos de descarbonización sea que un impulso unificado y sustancial hacia las energías renovables podría, a su vez, reducir el coste de la electricidad.

En 2023, el gasto de la Unión Europea en combustibles fósiles importados alcanzó la asombrosa cifra de 390 000 millones de euros (424 000 millones de dólares), un aumento del 90 % en comparación con el promedio histórico de 2017 a 2021. Este aumento se debió principalmente al alza de los precios, más que a aumentos sustanciales del volumen.

Con un aumento promedio del volumen de tan solo el 7%, la carga financiera de la dependencia de los combustibles fósiles es evidente. La transición a energías renovables de producción local podría reducir drásticamente estos costes y promover la independencia energética.

Países como España ejemplifican cómo un sector de energías renovables robusto puede generar precios de electricidad más bajos. España ha invertido fuertemente en energía eólica y solar, que ahora constituyen una parte significativa de su matriz energética.

Como resultado, los precios de la electricidad en España se encuentran entre los más bajos de Europa. El enfoque del gobierno en atraer industria y centros de datos al país es resultado directo de estos bajos costes, lo que proporciona una ventaja competitiva en un mercado global cada vez más sensible a la energía.

El Informe Draghi demuestra que una transición significativa hacia las energías renovables puede generar no solo beneficios ambientales, sino también importantes ganancias económicas. El informe destaca que aumentar la participación de las renovables en la matriz energética puede generar precios de electricidad más bajos en toda Europa.

Dado que las energías renovables se están convirtiendo en la fuente de energía nueva más barata, como lo demuestra la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), observamos que el coste normalizado de la electricidad solar fotovoltaica (FV) ha disminuido más del 80 % desde 2010. Los costes de la energía eólica se han desplomado de forma similar, creando un entorno en el que las renovables pueden proporcionar energía a precios inferiores a los de los combustibles fósiles tradicionales.

Quienes, comprensiblemente, se han mostrado sorprendidos por el gasto descrito en el informe acogerán con satisfacción la conclusión de Draghi de que la transición de los combustibles fósiles importados a las fuentes de energía renovables nacionales representa una enorme oportunidad de ahorro.

El Informe Draghi destaca que, al invertir en energías renovables, la UE podría eliminar una parte significativa de su gasto en combustibles fósiles. Si la UE sustituyera tan solo una fracción de sus importaciones de combustibles fósiles por energías renovables, el ahorro podría ascender a decenas de miles de millones de euros anuales.

Esto no es solo un ejercicio teórico; los países que han realizado inversiones sustanciales en energías renovables ya han comenzado a cosechar los frutos financieros.

Más allá de los beneficios inmediatos en términos de costos, las energías renovables también ofrecen la oportunidad de mejorar la seguridad energética. La volatilidad de los mercados de combustibles fósiles deja a los países vulnerables a las fluctuaciones de precios y las tensiones geopolíticas, y estas volatilidades se han hecho cada vez más evidentes en el caso de la UE en el contexto de los conflictos.

En cambio, las fuentes de energía renovables son abundantes y de origen local, lo que protege a las economías de la imprevisibilidad de los mercados internacionales. Esta estabilidad es esencial para la planificación económica y la inversión a largo plazo, como se destaca en el análisis de resiliencia energética del Informe Draghi.

El Informe Draghi destaca el sector de las energías renovables como un potente motor para la creación de empleo en Europa, sugiriendo que una transición hacia las energías renovables podría crear millones de nuevos puestos de trabajo en diversos sectores, como la fabricación, la instalación y el mantenimiento.

Según IRENA, la fuerza laboral mundial en energías renovables alcanzó los 12 millones en 2020, y se espera que esta cifra siga creciendo a medida que los países incrementen sus inversiones en renovables. Esta transición no solo genera empleo directo, sino que también estimula las economías locales al fomentar una cadena de suministro verde e industrias relacionadas.

Si bien las energías renovables deberían ser el foco principal, la energía nuclear ofrece otra vía para la descarbonización, si bien con plazos más largos e importantes inversiones de capital.

La construcción de nuevas centrales nucleares, como las del Reino Unido y Finlandia, demuestra la complejidad y los elevados costes asociados a la energía nuclear. El proyecto Hinkley Point C del Reino Unido ha sufrido retrasos y sobrecostes, con costes que se han disparado hasta superar los 22 000 millones de libras.

Sin embargo, el desarrollo de reactores modulares ofrece un atisbo de esperanza para el futuro. Estos reactores, más pequeños y flexibles, podrían desplegarse con mayor rapidez y a un coste menor que las instalaciones nucleares tradicionales. No obstante, su adopción generalizada sigue siendo una solución a largo plazo, lo que requiere una inversión continua en energías renovables como principal solución para los esfuerzos inmediatos de descarbonización.

El Informe Draghi deja claro que adoptar las energías renovables no es solo un imperativo ambiental, sino una necesidad económica.

Mientras el mundo avanza hacia la descarbonización, no debemos permitir que el estancamiento político, el populismo o el miedo a la inversión nos detengan cuando la realidad es que el costo de retrasar la transición y nuestra continua dependencia de los combustibles fósiles le está costando inmensamente a Europa.

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